Hay muchas clases de laca. Algunos tienen transparencia, en tanto que otros no lo son. La laca más habitual es con acrílico, que da un acabado transparente que se endurece con facilidad.
Pero, también, es inflamable y tiende a amarillear a través de los años. Su dureza la vuelve perdurable y de una estética interesante. Cuando se coloca a una pieza de madera, la misma puede permanecer al menos 5 años y puede volver a aplicarse en varias ocasiones.
Las lacas que son solubles en agua pueden aplicarse a las superficies de madera. Tienen la característica de ser amigables con el medio ámbito y poseen cualidades más duraderas que las lacas habituales compuestos por químicos. Este tipo de pinturas no son resistentes al agua, y necesitan un ámbito caluroso hasta alcanzar el secado. Para lograr la terminación deseada, es un requisito contar con una laca de buena calidad.
Existen dos clases de laca: la catalizadas previamente y la catalizadas posteriormente. En la laca precatalizada, los elementos se entibian a una temperatura óptima para colocar. El grosor adecuado de la capa es dependiente del modelo de laca y la procedencia de la madera. Debe pulverizar de manera fina. En ambas circunstancias, las capas que le siguen deben estar completamente secas antes de colocar la que sigue.
El tipo de laca más pedido es la terminación en color blanco. Esta clase de acabado es más duradera a los golpes que el acabado brilloso con vinilo. Si desea un look más actual, puede elegir una puerta lacada con un acabado mate.